Cuando me vaya, que sea como usted
No tuve la suerte de conocerlo, pero sí la oportunidad de escucharlo hablar fuera del micrófono de su programa radial. Un año atrás me hallaba más confundido que de costumbre, pues no quería seguir haciendo lo que hacía. Tenía poco más de cinco años de haber terminado una carrera -que nunca quise, pero que resultaba rentable- y desde entonces iba ejerciéndola con más desgano que otra cosa. Siempre despistado, solo pensando en el fútbol, no me enteré sino porque un amigo me dijo que por fin en el Perú se podía estudiar para ser periodista deportivo.
Con algo de convicción, pero con bastante más curiosidad, fui a escuchar una charla en la que, además, se brindaría un reconocimiento a la trayectoria de Emilio Laferranderie. Una vendedora presentación de la carrera hacía que no me pusiera a pensar en otra cosa, como suele suceder cada vez que tengo que prestarle atención a algo que no sea un partido. De todas maneras, el brillo con que se presentaba no alcanzaba para convencerme de dar un golpe de timón y optar por un oficio diametralmente opuesto al que tenía. Si bien no me gustaba, los hombres somos animales de costumbres y es casi seguro que no nos animamos a dejar lo que ya es seguro.
No puedo decir que recién ese día me enteré quién era Emilio Laferranderie (de hecho, esto de firmar con un apelativo es por la irreverencia de tratar de parecerme aunque sea en eso a él). Pero esperaba que cuando lo llamaran al estrado a ser merecidamente aplaudido, tomara el micrófono, agradeciera, contara un chiste de recreo y buenas noches los pastores. Sin embargo, con la lucidez de un hombre inteligente que ya vivió más de tres cuartos de siglo se dirigió a los jóvenes (y a mí) que habíamos ido a informarnos sobre la carrera de periodismo deportivo, pero con la intención de dejarnos algo más. “Es la profesión más hermosa del mundo” dijo ahí nomás de empezar. No es una frase memorable y quizá si la decía otro, habría pesado tanto como una mosca; pero El Veco la pronunció con tantas ganas, tan cargada de sinceridad, que automáticamente uno pudo entender un concepto tan importante como básico.
“Aquí no se gana plata”. “El que es periodista no puede pensar en escribir rápido para irse a bailar con fulana”. “A la profesión hay que respetarla”. Pepitas así de claras y directas iba soltando don Emilio, como siempre, sembrando admiración y reconocimiento. Por supuesto que cuando se despidió lo aplaudimos muy fuerte, porque aunque otros no hubieran captado lo que yo, igual se trataba de un señor simpatiquísimo. Me fui caminando a mi casa, que estaba bien cerca de donde se dio la charla, y pensando en lo que había dicho El Veco. Ahí mismo me di cuenta de que haría como él. Será complicadísimo poder escribir con la mitad de su elegancia, sí; pero yo me refiero a la forma de vivir. Él se fue el sábado a los 78 años y hasta el último trabajó (qué difícil hasta esa edad) haciendo lo que más le gustaba, eso que le apasionaba. Nunca más haré algo con desgano; desde entonces, solo mi pasión. Creo que es así como se debe vivir, así como me lo hizo entender él, y cuando me vaya quiero que sea como lo hizo don Emilio.
Foto: darizsports.blogspot.com
escrito por luismiguel , February 07, 2010
escrito por Diana , February 08, 2010
escrito por Iluminado , February 08, 2010
escrito por angel , February 08, 2010
Si me dices que estudiaste Derecho, ahora mismo sigo tu ejemplo.
escrito por escrito por miguel feb082010 , February 08, 2010
escrito por ANTON , February 08, 2010
UN BUEN PERIODISTA DEPORTIVO. GRACIAS POR TODO VECO!!!!!
escrito por marco , February 08, 2010
Pelotero
escrito por El Pelotero , February 09, 2010
¡Un abrazo!
escrito por angel , February 09, 2010
De verdad, tienes un gran talento para escribir sentidamente.
Lamento más bien no haber podido escuchar más al Gran Veco.
escrito por Ramon Ponce , February 14, 2010