Barrida treintañera
La historia del Centro Deportivo Municipal es apasionante, desordenada, algo asincrónica, conflictiva, conmovedora y altamente dramática. Y cuenta con plots emotivos para todos los gustos: hay quienes recordarán a color la magia de los ‘Tres Gatitos’ que nosotros solo conocemos en sepia y hay quienes describirán las proezas del ‘Cholo’ Sotil en el polvoriento San Martín de Porres de 1968. Esta crónica, sin embargo, tiene una fecha más reciente: data de exactos treinta años. De la noche del 10 de febrero de 1982. De la noche en que ‘Muni’ se consagró subcampeón de la temporada 1981 y clasificó por primera vez a una Copa Libertadores.
Bases para un subtítulo
El verano de 1982 trajo, como sorpresa, el histórico título que conquistó FBC Melgar de Arequipa el 31 de enero. Dos equipos iban a pugnar por acompañarlo en la Copa Libertadores. Uno era Universitario, que había terminado segundo en la tabla del Descentralizado, y otro era Deportivo Municipal. ¿Por qué ‘Muni’ iba a disputar un desempate, si había terminado undécimo en la tabla? La pregunta es válida y la respuesta está en las bases de aquel torneo.
En el primer semestre del año 1981, para permitir que la selección contara con todos los jugadores del medio para prepararse de cara a las Eliminatorias a España 82, se disputó un Regional. El ganador de este torneo, como mínimo, iba a disputar con el segundo del Descentralizado (que se jugaría en el segundo semestre) el subcampeonato nacional y el cupo a la Libertadores de 1982. Municipal, con Juan José Tan como técnico, fue el campeón de ese Regional, venciendo en las finales, paradójicamente, a Universitario y también en tres partidos: luego de dos empates (0-0y 1-1), se jugó un tercer desempate que Municipal ganó 1-0 con gol agónico de Rodulfo Manzo; eso ocurrió el 10 de junio de 1981.
En el Descentralizado, sin embargo, las cosas no les resultaron bien a los ediles. En parte por la desidia (pues ya tenía asegurado un partido extra para pelear el subtítulo), Municipal anduvo de media tabla para abajo a lo largo del certamen. La directiva decidió cesar a Tan y en las fechas finales contrató al técnico peruano más ganador de la historia: Marcos Calderón.
Ciertamente, la misión del ‘Oso’ no era revertir el flojo papel del Descentralizado (Municipal no levantó con él en este torneo). Su misión era ganar los partidos extra por el subtítulo ante el club que terminara segundo. El 31 de enero de 1982, mientras Melgar daba la vuelta olímpica, los ediles conocieron a su rival: sería, otra vez, Universitario de Deportes.
Se hicieron un clásico
La temporada 1981 ya había tenido siete clásicos modernos: dos por la fase metropolitana del Regional, tres por la final de ese mismo torneo y dos por el Descentralizado (con los encuentros por el subcampeonato, a la postre, fueron diez los Muni-‘U’ de ese año). El saldo era muy parejo: un triunfo para cada uno y cinco empates. La definición se presagiaba disputadísima y así lo fue.
Municipal tenía, como aval, a dos jóvenes pelucones que formaban una dupla sensacional: el talento de Eduardo Malásquez y el instinto goleador de Franco Enrique Navarro. La ‘U’, en tanto, apelaba a la técnica de Germán Leguía y la velocidad de Eduardo Rey Muñoz. En los bancos había experiencia, historia y éxitos: Marcos Calderón versus Roberto Scarone.
El primer partido se jugó el miércoles 3 de febrero: Municipal, con goles de Juan José Sato y Franco Navarro, le volteó el partido a la ‘U’, que había adelantado por medio de Carlos Rostaing. La revancha fue el domingo 7 y favoreció a los cremas, que ganaron 1-0 con gol de José Cañamero. Quedó definido: habría tercer partido. La fecha fijada fue el miércoles 10 de febrero de 1982, en el estadio Nacional, con Enrique Labó de árbitro y en el veraniego horario de las 5 y 30 de la tarde. El diario La Crónica lo describió, en la previa, “como el partido más dramático y de mayor trascendencia en el fútbol peruano de los últimos años”.
La escoba continental
En ‘Muni’ se especuló la presencia de Hugo Sotil, quien había jugado el Descentralizado de forma intermitente, pero Calderón lo descartó, al igual que a Rodulfo Manzo. El ‘Oso’ envío a la cancha a Rodolfo Gamarra en el arco; Reynaldo Costa, Fernando Campos, Rodolfo Quijaite y Óscar Quintana en defensa; Pedro Bonelli, Jaime Drago y Juan José Sato en la volante; Eduardo Malásquez, Franco Navarro y Julio Argote en la ofensiva. La ‘U’, en tanto, formó con Juan Carlos Jaime; Walter Escobar, Samuel Eugenio, Carlos Carbonell, Raúl García; Freddy Ternero, Carlos Rostaing, Germán Leguía; César Echeandía, Eduardo Rey Muñoz y José Cañamero.
El partido arrancó vibrante, tanto por fútbol como por lucha. Un cabezazo cruzado de Navarro puso en ventaja a ‘Muni’ a los 10’; siete minutos, Carbonell emparejó con un notable tiro libre. A los 20’ llegó la trifulca: el crema Echeandía agredió al arquero Gamarra, Costa salió en defensa de su compañero y Labó mandó a ambos las duchas. Los dos equipos se quedaron con diez.
Quedaron espacios, el encuentro se hizo abierto y llegaron más goles. A los 32’, la ‘U’ se puso adelante: Cañamero le sombreó un balón a Gamarra y, en la línea del arco, Rey Muñoz la añadió de cabeza. Cinco minutos después, replicaron los ediles: un mal rechazo de Carbonell llegó a los pies de Sato, que remató violento y en primera: 2-2 y así acabó el primer tiempo.
En la complementaria, la cautela primó y ambos equipos prefirieron medirse y no arriesgar. Pero, a los 77’, Scarone ensayó dos cambios en simultáneo: entraron Leo Rojas y Luis Cadenillas por Cañamero y Rostaing. Las variantes no le resultaron y, peor aún, dos minutos después su equipo encajó el gol que lo eliminó. Un centro desde la derecha le rebotó en Ternero, quien no tuvo reacción y dejó el balón picando para Navarro; este se anticipó a Jaime y con un puntazo de izquierda hizo vibrar a toda la masa edil.
La ‘Academia’ clasificó así a su única Libertadores (pues había participado solo en 1948 en la Copa de los Campeones, en Santiago, considerada como antecesora del actual torneo continental). Las postales fueron clásicas y bien podrían adornar cualquier comercial de televisión de estos tiempos: Marcos Calderón cargado en andas y apretando los puños en señal de victoria; festejos blancos y rojos por doquier. Pero era otra ‘Franja’ la que celebraba, por única y última vez. Era el querido ‘Muni’ de hace treinta años.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: diario La Crónica; revista Ovación
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